Yo estoy con Francisco: en defensa del Papa.
Por supuesto que apoyo al Papa Francisco sin dudarlo un segundo. El Papa Francisco huele a Evangelio. Es un claro ejemplo de lo que para mí es un seguidor de Jesús. Es como si el cura de mi barrio hubiera llegado a Papa y siguiera siendo el mismo, aunque vestido de blanco. Francisco no estridente en sus vestiduras. Desde el primer momento que se asomó a la plaza de San Pedro, lo hizo humildemente, con su traje blanco. Francisco no es de grandes avenidas ni grandes capitales. Sus viajes han sido a las periferias. A las fronteras. Francisco sabe que Jesús está en el sagrario de los templos sencillos, por eso vive en Santa Marta. Pero también sabe que Jesús vive en el prójimo, por eso no ha dudado en acercarse a donde Jesús muere en el mar con los inmigrantes, a las cárceles y a los condenados donde Jesús también está presente. Se ha acercado al pobre. Convive y escucha a los expulsados, a los rechazados.
Se sienta al lado de las mujeres, cada día con muchos enfrentamientos, le está dando el sitio que se merecen de igualdad. Escucha a los homosexuales, a las personas transexuales, a las personas divorciadas. La que le ha caído por parte de los malos por el tema de la bendición del Fiducia supplicans (‘Confianza suplicante’). ¿No bendecía Jesús también a todas las personas que eran pecadoras y abrazaban el evangelio? Esa minoría integrista olvida que pecadores somos todos. Que todos somos hijos de Dios. Que todos merecemos la bendición. Que Jesús perdonó a todos sus enemigos porque no sabían lo que hacían.
Francisco es un rayo de luz en la Iglesia. Es un balón de oxígeno. Un papa valiente que se ha enfrentado a cuestiones como la pederastia, cosa que nadie ha hecho nunca. Que ha puesto a los cardenales envueltos en el pecado de la soberbia y la riqueza en su sitio.
Francisco, tienes el apoyo mío y el de toda la Iglesia. Pero tienes el apoyo más grande: el del Espíritu Santo. El malo no va a poder contigo porque estás lleno de Jesús. Larga vida al Papa Francisco.