Astronomía

El linaje de las estrellas – Daniel Fopiani – Novela.

“Nos ha tocado vivir en un mundo donde los libros se tiran a la basura”.

Esta frase de la novela de Daniel Fopiani (Sargento Primero de Infantería de Marina, San Fernando, Cádiz, 1990) “El linaje de las estrellas” me ha dejado totalmente K.O.

En la radio en la que estoy recogemos libros, que expurgamos y me quedo asombrado de lo que es capaz la gente de deshacerse. Yo tengo todos mis libros desde chico. Un día los iré poniendo. Son mi vida, los dejaré cuando me muera pero jamás los tiraré a la basura. Cómo mucho, reciclar enciclopedias viejas.

En mi piso de 52 M2 no me caben. El ebook para mí es el gran invento.

El linaje de las estrellas me está fascinando porque Fopiani integra todo lo que me gusta: la marina, el ejército, la inmigración, la astronomía, la filosofía, la religión, la isla de San Fernando y ¡Jerez! qué en cierto barrio lo van a corretear cuando lean el libro. Pero bueno yo también vivo en el 11408. Haré de guardaespaldas 😂

Por aquí voy. @Planetadelibros @espasaeditorial #librosrecomendados #LibrosNuevos #novela #Cadiz #SanFernando #Jerez #Andalucía @lavozdelsures

La Humanidad: náufragos en el espacio.

A veces pienso que la Humanidad se parece un náufrago, como aquellos que veíamos en las viñetas de los comics, solos en una isla con una solitaria palmera.
Para la Humanidad, encontrar planetas fuera del Sistema Solar es como ver en el horizonte (o más allá) barcos que jamás nos encontrarán. Entre esos barcos, alguno puede que nos encuentre, pero sólo les quede mirarnos, sabiendo que jamás podrán llegar a nosotros si es que intuyen que existimos.
Puede que alguno sí sepa de nosotros, pero no sabemos por qué, jamás se manifiestan. O simplemente, han mirado cuando aún no estábamos. O han mirado cuando ya hemos desaparecido.
Ya. Recuerdo la paradoja aterrorizante e inquietante de Enrico Fermi, pero prefiero quedarme con las palabras del maestro Carl Sagan que se refería a este universo en el que vivimos y a su gran espacio desaprovechado.
El exoplaneta de nombre Percival (¿será por Percival Lowell, el que creyó ver canales en Marte?) está a 310 años luz de la Tierra.

(c) Lucy Reading-Ikkanda/Simons Foundation

https://www.europapress.es/ciencia/astronomia/noticia-conoce-planeta-percival-zona-habitable-brillante-estrella-20240506102615.html

Ciencia y Ciencia ficción

OFICINA DE INFORMACIÓN PÚBLICA
LABORATORIO DE PROPULSIÓN A JET
INSTITUTO DE TECNOLOGÍA DE CALIFORNIA
ADMINISTRACIÓN NACIONAL DE AERONÁUTICA Y ESPACIO (NASA)
PASADENA, CALIFORNIA. TELÉFONO (818) 354-5011
Pie de foto
Voyager 1-30
P-21150C
28 de febrero de 1979

Cuando yo era chico, con unos diez años, leí en una revista del corazón de mi madre, @lecturas, un reportaje de J.J. Benítez que hablaba sobre un avistamiento de ovnis en Perú y un posterior contacto extraterrestre. Yo entonces, me lo creía todo y estaba alucinado con que hubiera vida en otros sitios. Con los lanzamientos de las naves Voyager y el enterarme de que iban a pasar por, entre otros sitios, el satélite de Júpiter, Ganímedes, me creo gran inquietud porque estaba convencido de que las naves fotografiarían todas las ciudades de los habitantes de allí. Mi gozo en un pozo. Cuando pasó la Voyager 1 marzo de 1979 y no fotografío NADA, sufrí una gran desilusión. La de la mentira y la de la gente que cuando escribe, no separa la ciencia de la ciencia-ficción. En cierto modo, mi primera novela ‘El andaluz que viajó a las estrellas’ viene de ahí. Aprendí a crecer de esa manera. Siempre leyendo.

El andaluz que viajó a las estrellas #Caso Conil

De nuevo pude ver como la pandilla de la noche anterior, unos seis, entre chicos y chicas, estaban en la orilla, a unos 150 metros de mí esperando a ver las luces. No me podían ver al estar yo oculto por el montículo. Al seguir las nubes, no se veían las estrellas, aunque en la nubosidad se reflejaban las luces amarillentas de Conil dando al cielo un aspecto fantasmagórico. Si venían las luces de nuevo, estaba claro que no la iba a ver. Pero me equivoqué.

Sobre las once y media, según mi reloj, un resplandor extraño apareció en el cielo marino. Era

la luz de la noche de ayer, pero difuminada por las nubes. Se veía al principio, como un poco de

claridad, pero aumentaba por momentos en intensidad. De pronto y provocándome un sobresalto, la luz

atravesó las nubes y la vi muy cerca. Observé como la pandilla de chicos y chicas también sesobresaltaron y corrieron hacia atrás, en dirección contraria a las luces. Quedó quieta a unos cien metros de altura sobre el agua y disminuyó su brillo. Entonces pude ver (pudimos, porque los chicos también lo vieron)

que aquello era una nave espacial. Dios, un ovni, pensé. No puede ser posible.

De mi novela ‘El andaluz que viajó a las estrellas’ (Inspirada en el Caso Conil)

(c) Alfonso Saborido.

#CienciaFicción#andalucia#Andalucía

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